Los jóvenes de Picassent refuerzan sus conocimientos


Durante la condena pueden aprovechar para realizar cursos y talleres para formarse académica y profesionalmente

El Centro Penitenciario de Picassent divide a los jóvenes de entre 18 y 23 años en los módulos 14 y 15. En el primero se encuentran los que tienen buena conducta y realizan diversos cursos o programas donde pueden conseguir certificados escolares. Por otro lado, en el número 15, se encuentran los internos con algún tipo de parte o mal comportamiento. Allí tienen clases elementales y otro tipo de cursos pero suelen saltarse las clases.
Este centro se construyó hace más de 20 años. Es una de las cárceles más grandes de Europa, con aproximadamente 2.400 internos/as divididos en diversas secciones dependiendo de la gravedad de sus delitos, edades y situaciones personales.
En el departamento de jóvenes tenemos dos módulos con un total de 100 internos. La edad está entre 18 y 23 años. La mayoría es la primera vez que entran en prisión aunque muchos de ellos provienen de centros de menores. El centro ofrece clases y programas para que puedan sacarse títulos homologados como la ESO o Grados Formativos. Además los jóvenes tienen clases de inserción social y talleres para realizar acciones prácticas de cooperación y así logran interactuar entre ellos.
Candela Sarro, educadora social, estuvo realizando unas prácticas con los jóvenes para mejorar sus conductas socioeducativas además de las clases obligatorias que imparten en el centro. Candela afirma que los presos “quieren aprender para tener, una vez fuera, expectativas. Los del módulo 14 tienen una serie de ventajas y más opciones”. La educadora estuvo trabajando tres meses con los reclusos y realizó muchas actividades como talleres de sentimientos contrapuestos. En ellos los jóvenes tenían que realizar un collage teniendo como base palabras como alegría, libertad o tristeza e intentaban mostrar lo que sentían a sus compañeros.
Los internos tiene escasa formación, muchos de ellos leen y escriben con dificultad ya que casi todos abandonaron la escuela en primaria y no tienen ningún título. Durante su vida han ido desempeñando trabajos de muy escasa cualificación y al tener la oportunidad del tiempo ahí dentro muchos de ellos intentan aprovecharla.
Durante años se han ido planificando y versionando diversos tipos de programas educativos dentro del departamento de Jóvenes y están compuestos por subprogramas de intervención educativa como la escuela básica o SubPrograma de mejora de la Empleabilidad y habilidades sociales. Por otra parte realizan otros cursos como los relativos a las drogas y la mejora de su salud. Los reclusos también pueden desarrollarse con ciclos formativos específicos a lo largo del año como pintor, reparador de edificios, o monitor deportivo. De esta forma muchos de ellos adquieren una cobertura laboral pues un 20% acude al taller diariamente.
Dentro del centro penitenciario se encuentra  el edificio sociocultural dedicado a impartir cursos y realizar talleres formativos para los reclusos, así como actividades deportivas y culturales. Las instalaciones que más destacan son las aulas y la biblioteca del centro aunque suelen ser solo los internos más volcados los que visitan estos lugares pues no tienen obligación de hacerlo.
Además hay secciones de trabajo como el Modulo Terapéutico formativo, en el cual los internos/as cursan Formación Profesional en Jardinería y Peluquería y otro grupo de menores de 22 cursa PQPI de floristería. Por otro lado existe el Módulo de Respeto. Este espacio está destinado a facilitar la organización y  el funcionamiento en la actitud de los reclusos. Se trata de conseguir un clima de convivencia, respeto y participación entre los residentes. La educación básica es indispensable para estos jóvenes que no han tenido una buena base, en la mayoría de los casos, en sus primeros años en la sociedad.

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